Las palabras de mi abuela...

Algunas veces y en especial hoy recuerdo que de chavita me gustaba coleccionar todo lo que me encontraba en mi camino. Tenía una gran colección de caracolitos en cajas de cerillos, mariposas en latas y catarinas en frascos de mayonesa bien lavaditos. Me encantaba y era una adicción irremediable por que siempre que me topaba con estos fascinantes seres pensaba….¿Y si no me encuentro con otro como éste? entonces ideaba dónde podía guardarlos para poder tenerlos cerca siempre que los quisiera ver. Mi mamá siempre fue consentidora conmigo y me secundaba las locuras (no es robo, sólo herencia) y pues aceptaba las pequeñas cajas y frascos por doquier en mi cuarto sin problema alguno. Hasta que un día tuvo que irse a no sé dónde y me dejó con mi militar “abuelita que NO cuenta cuentos” (larga historia del apodo que algún día contaré….) y pues por obviedad,acomodándome el cuarto se encontró con mi manía… Me dió una gran regañada y nunca olvidaré sus palabras: ¿Qué tal si te metieran en una cajota por un baboso caracol? ¿qué harías? ….estaría obscuro y probablemente no podrías hacer nada de lo que te gusta. Al principio la idea me asustó un poco pero poco a poco fui pensando en que si vivera en un frasco y me resbalara por las paredes viendo de todo lo que me pierdo afuera me sentiría muy triste…pegajosa y frustrada de no poder irme a donde sea.. si un cienpiés gigante me atrapara y me pusiera a recorrer sus patas para contarlas o si fuera un pájaro en una caja de zapatos. De inmediato abandoné mi manía y mi abuela un tanto arrepentida por haberme quitado mi inocente vicio me dijo algo muy lindo y que tampoco olvido: Guarda mejor a los caracoles debajo de las piedras, a las catarinas en los troncos de los árboles y a los pájaros en donde hayan muchos como ellos para que no te pierdas lo maravilloso que se ven volando, pues eso es seguramente más interesante que guardarlos en una caja de zapatos.