lunes, 20 de febrero de 2012

In Utero // Un instante hig tech con Kurt Cobain

Esto me sucedió hace tiempo, pero siempre vale la pena volver a contarlo. Aquel día nada presagiaba un hecho sobrenatural; por ello me tomó tan de sorpresa que Kurt Cobain poseyera mi computadora. Por otro lado, también me causó cierto desencanto que no se hubieran introducido en el alma de su microprocesador el fantasma de Charles Bukowski de quién procuro leerme un libro, o el espectro de William Burroughs. En cualquier caso -pensé para consolarme- una celebridad es una celebridad. Insisto: se trataba de una tarde normal, un poco más animada, incluso, que el resto de estas tardes de abril, mes en el cual transcurre el tiempo con el letargo de los recién levantados. Yo hacía nada , sentada frente a la máquina, preguntándome con una mitad del cerebro en cómo se le hace para ser infiel sin caer en riesgos éticos y sanitarios, cuando de repente comenzó a sonar la última canción -una especie de track secreto- de un CD, el In Utero. Las notas no eran más siniestras que el resto de la música de Nirvana, pero lo que comenzó a asustarme fue un continuo rumor que se quejaba en inglés y decía, "no aguanto la cabeza, no aguanto la cabeza". Si la cosa hubiera parado ahí, hubiera terminado como una de esas historias poco contundentes que cuando son contadas a los amigos, provocan risas por lo bajo y comentarios como "¿pues no que ya no fumaba de eso?". El sonido lastimoso de la canción casi me hacía revolcarme de la lástima...pobre del Kurt. Si cuándo vivía su música me gustaba y su existencia privada me dejaba indiferente, en ese instante Kurt me provocó una pena sincera. Para animarlo, en mi testosterónica sensibilidad, estaba a punto de recomendarle que se diera una vuelta por varios de los sitios porno que atestan la Web, cuando me hizo una pregunta que, de una u otra forma, ya anticipaba: "Oye, ¿tú conoces a Courtney?". Desde el principio sospeché que ella, su esposa, tenía que ver en la forma en que el pobre tipo acabó ("Siempre es una mujer", diría algún detective misógino a lo Bogart o a lo Pedro Armendáriz hijo). - Si, la conozco.. hace películas. -¿Pornos?- me dijo - -No...de las de Hollywood..- -Ah..- En el siguiente instante.. se esfumó. Creo que escuché un ruido de escopeta un poco antes de dejar de escuchar su voz. Después de este incidente, mi máquina corre con la misma eficiencia fría, con la misma potencia terrenal que su memoria, siempre insuficiente, le permite. De todos modos yo siempre espero que algo extraordinario comience a parpadear en la pantalla. De hecho, cuando estoy sola, y en días como hoy que en el que celebraría su cumpleaños, frecuentemente pongo el In Utero anhelando que el pobre de Kurt aparezca en pantalla, esta vez con mejor semblante y con todas sus extremidades en su sitio.

Hola mundo... Soy más asertiva en sueños que en la realidad. @cochipona

miércoles, 15 de febrero de 2012

Space (J) Oddity..

Me voy del planeta. Lo abandono. Lo dejo tirado en el piso. Me marcho para siempre, aunque siempre sea algo tan efímero. Me embargo de este lugar en el espacio, tan conocido. Lo declaro cerrado por derribo:  zona de promesas siniestrada. Regresaré a tientas a mi nave nodriza.
Aquí les dejo esas ganas de enamorarme como nunca con un par de intentos fallidos en estática, anexados torpemente con una grapa. Me voy, lo siento.  Les dejo a una activista demente abandonada al tedio. Les dejo a una conformista que se deja dominar por sus ráfagas de odio. Les dejo a una ñoña irresponsable que se siente mal consigo misma cuando se enferma y no puede ir a trabajar. Se quedan con el intento de escritora que disfraza los nombres de los protagonistas de sus historias con metáforas (que nadie entiende). Les dejo a quien odia cumplir años en marzo. Les dejo un 19 de febrero del año pasado que cae de golpe en mi recuerdo. Dejo atrás a quien me lee y me ignora al mismo tiempo, a sus silencios tan groseros y a sus nadas infinitas. Les dejo toda mi admiración y mis preguntas sin respuesta que ya ni quiero saber, ya no importan. Les dejo mis libros favoritos para hacerlos fogata. El playlists para mi funeral, mi playlist para ver morir la tarde y más que nada el de canciones tristes para sentirse mejor, aunque sepa que ni van a extrañarme. Les dejo todas mis buenas intenciones accidentales y planeadas. Les regalo mis millones de errores. Se quedan con mi frasco de confianzas y la caja de reacciones aleatorias que nunca utilicé. Y me voy, pero me voy  mirando atrás, por la simple curiosidad que mató al gato que ni tengo, ni tendré. Por la misma acción inútil de quedarme, me largo. Por que ser no es lo mismo que estar, y he aprendido el truco fantástico de estar sin ser. Adiós. Les dejo a sus estrellas favoritas, a sus tragedias inventadas y a sus colmillos afilados. ¡Al carajo todo! Me rindo y me largo. Se siente encabronadamente genial, deberían intentarlo. Irse del mundo, dejar el planeta. Orbitar sin descanso, sin tener a quién volver. Y es entonces, cuando abrazo esta cálida idea cuando me doy cuenta de que son las seis veinte y que será mejor que me levante de la cama para subirme al mundo de nuevo, otra puta vez.
  "Planet earth is blue and there is nothing I can do.." 




viernes, 10 de febrero de 2012

Tu satélite y el mío.


Tal vez finalmente lo comprendí y  no seamos más que dos solitarios pedazos de metal trazando su propia órbita cada uno. De lejos pareciéramos dos bellas estrellas fugaces, aunque de cerca en la realidad solo seamos dos prisioneros sin destino encerrados cada uno en su propia cápsula.
Cuando las órbitas de nuestros satélites se cruzaron casualmente, nos encontramos. Quizá nos gustamos, pero solo duró un instante. Después volvimos a estar inmersos en la soledad más absoluta, hasta que un día ardimos y quedamos reducidos a la nada. Por elección propia.


Me siento en casa pudiendo hojear tus ojos.
*Texto inspirado por la novela Sputnik, mi amor. De Haruki Murakami. Cualquier parecido con la realidad, es pura novela ficticia.

jueves, 9 de febrero de 2012

Frida, una luciérnaga tranquila en el caos.

Una amplia sala llena de colores vivos a media tarde, fue como un receta infalible para dejarse sumergir en el mundo de vistosos colores que al verlos evocan la alegría de la vida. Así tuve la fortuna de toparme con la exposición de Frida Khalo en el Olimpo, una tarde cualquiera, pero no tanto. Coquetería, talento, sensualidad, audacia, sentimiento y la mirada de Frida al fondo de la sala, con ese aire de bella pero profunda tristeza en óleo, acuarela y lápiz. Una maravilla. Pareciera que Frida nos regalara una mirada profunda a la esencia de Miguel N. Lira en uno de los cuadros de esta exposición. Escritor, editor, maestro y funcionario público mexicano que fuera miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, pero más que nada miembro de “Las cachuchas”, grupo juvenil político al que perteneciera Frida en su adolescencia; apodado cariñosamente como “Chong Lee” haciendo referencia a su gusto por la poesía china, Miguel N. Lira figura como uno de los mejores amigos de la pintora. Tan amigos que le pintó un retrato el cual nunca la hiciera del todo feliz y más allá de reflejar el período oscuro de esa etapa del trabajo de Frida, encierre en sus letras, símbolos y objetos de fondo, capaces de transmitir la amistad entrañable y el aire desenfadado con que Khalo intentaba vivir una vida marcada por la tragedia que hiciera del dolor su más fiel compañía a lo largo de toda su vida. “Tu TAAAAAAAANN R19 Miguel” puede leerse escrito en letras rojas obviamente aludiendo a sus ideas comunistas, un rehilete y símbolos aludiendo al nombre de su amigo. ¿Qué entrañables sentimientos se apoderan de nosotros cuando alguien nos hace referencia con un: Ésto es tan tú? Tal vez por eso Miguel nunca se quejó cuando la autora escribiera en alguna carta a su novio Alejandro Gómez Arias contándole de su obra: “ Es tan malo que simplemente no sé cómo puede decir que le gusta. Totalmente horrible..” Así era Frida, un reflejo de sí misma en todo lo que tocaba. Un retrato para un amigo entrañable, una idea revolucionaria y estridentista en “La Adelita, Pancho Villa y Frida”, una “Muchacha pueblerina” tan complicada como sencilla pintada en óleo y papel, una contagiosa fascinación por Coyoacán y su Casa Azul en acuarela y lápiz. Frida en carne viva, al óleo sobre tela. Es imposible no sentir que se le conoce a través de estos que fueran algunos de sus primeros cuadros y pensar en tantos otros cuando se trata de hablar de ella. Es muy difícil no desear imaginarnos a una Frida entrañable después de leer los mensajes en una tabla de madera escritos con tinta china y de donde se me antojó el título después de leer uno de los varios mensajes con dedicatoria a Miguel N. Lira; donde al igual que algunos de “Los cachuchas” la adorable Frida escribiera: “Mike, hermano” haciéndonos entender más el cuadro que pintó de su retrato. Siempre he pensado que Frida Khalo es una Adelita post-moderna muy adelantada a su época. Una heroína auténtica sin idealismos cursis. Una mujer de las de hacen que una se sienta orgullosa del género. Una temeraria de la vida.Una idea plasmada en colores de un mundo tan pasado como futuro con todas sus facetas: con amor enloquecido, dolor, pérdida, muchas veces sin sentido pero con infinita belleza y caos. Es cuando pienso en esto que me es imposible no pensar en Frida como la luz breve, pero entrañable de una luciérnaga. Tranquilamente sumergida en el caos de este mundo, regalándonos destellos de luz hasta en la más oscura de las noches.


El caos lo dicta mi corazón, y es tan bello.

Mis viejas

Me propuse hacerme una lista de algunas mujeres, unas famosas y otras no tanto que me hacen sentirme orgullosa de mi género. Y aquí están. ...