martes, 25 de octubre de 2011

Cerrar los ojos, para ver mejor.

Hoy quiero contarles una experiencia a partir de la cual comencé a ver de modo distinto mi trabajo y mi vida, especialmente en mi manera de relacionarme con las otras personas. Soy maestra y hace tres años trabajé en un grupo con un alumno que tenía discapacidad visual. A través de esa circunstancia, comencé a entender muchas cosas: por ejemplo, supe que tenía que estar menos pendiente de mi propio mundo de conocimientos y sensaciones , es decir, calmar mi ansiedad por "enseñarle" nuevas cosas a mi alumno especial, y permitir en cambio que su propio universo interior saliera a la superficie. Solo así, con la inteligencia y las emociones del pequeño puestas en libertad, yo iba a poder hacer bien mi trabajo.
 Al principio, las dificultades eran más que los logros y el principal avance de este proceso de enseñanza-aprendizaje se veía en lo que él me estaba enseñando a mí. Después de ese reconocimiento, todo cambió y las cosas fueron mejorando a partir de un episodio muy sencillo: recuerdo un día que salimos al recreo y este niño invidente me dijo: "¡Maestra, vamos a ver el sol!" Me estaba invitando a sentir la luz tibia que acariciaba su carita en ese momento. Entonces fui a sentarme a su lado. Sin decir una palabra, en el rincón más hermoso de aquel recreo inolvidable, compartimos una ceremonia que nos ayudó a crecer; sencillamente me puse de cara al sol, como estaba mi alumno, cerré los ojos, y los dos disfrutamos viendo la mañana más luminosa que yo recuerde.
Desde entonces comencé a vivir así cada instante que compartía con él: muchas veces con los ojos cerrados podía comprender más sus emociones y estimular su inteligencia con sus ganas de aprender. Ese año aprendí a utilizar la máquina Perkins, a leer en braille, a escribir cuentos con él y a leerlos juntos, con los dedos. Comparto esta historia al hoy recibir noticias suyas, este año termina la primaria. Y de José, mi inolvidable alumno, aprendí que en mi profesión y en el oficio de la vida, es imprescindible ponerse en lugar del otro y cerrar los ojos no para ver menos, sino para ver mejor.

lunes, 24 de octubre de 2011

Cine de culto


Octubre con su otoño melancólico y sus ganas de ponerse oscuro. Octubre es mi mes favorito, porque con él llega de la mano el delicioso Halloween. Disfrutar del lado oscuro de la mente humana a través de nuestros más arraigados miedos es para mí un deleite. Una forma más de regocijarnos en la celebración como recordatorio de quienes se atrevieron hace mucho tiempo a pensar diferente, fueron llamados brujos y fueron asesinados en manos de la "santa inquisición", en las películas de terror más increíbles, en las historias, leyendas y la capacidad humana de buscar explicaciones inverosímiles a lo que no comprende, la ironía de la religiosidad mezclada con toda esta cultura fascinante en su afán de motivar a la explicación divina ante la intolerancia al pensamiento crítico. ¿Intolerancia de hace muchos años? probablemente no sean tantos. En fin, hoy no seremos quemados por pensar distinto y  son un millón de cosas por las cuales octubre es para mí el mejor mes del año pero más que nada es la época perfecta para recordar aquellas películas que nos ayudaron a sentir ese miedo tan divertido. Para mí asustarse es lo más divertido que existe, y casi siempre suelto una buena carcajada después de un buen susto.
Cuando era niña mi madre me pagaba para ir a misa (y  hoy se sorprende de mi ateísmo, ja!). Terminando de la misa me llevaba al videoclub y recuerdo que rentaba unas cuantas películas de terror. Y eso era cada domingo. Pero no renté en un videoclub la película que me daría más miedo que ninguna. "Veneno para las hadas" del genial director Carlos Enrique Taboada.
 Fue su última película y para mi gusto la mejor de todas sus películas. Con un guión excelente, actuaciones infantiles memorables y una fotografía genial, esta es para mí gusto la mejor película mexicana que se ha hecho hasta la fecha.

Podría hablar maravillas de este thriller psicológico, pero en este mes deliciosamente oscuro es mejor que la vean sino es que ya la han visto o recordarles que vale mucho la pena volverla a ver. Y reafirmar como en alguna entrevista a Taboada dijera "lo increíble es la verdad, no olvidar que lo es.








Pueden verla completa en youtube con una calidad excelente:


jueves, 13 de octubre de 2011

El miedo está ahí, siempre.



Es horrible que ciertas cosas nos detonen las angustias. Ver un objeto, una mesa, una silla, un lugar..o un alguien y tener miedo de su sombra, no atreverte a pestañear cuando lo escuchas. Nunca había sabido lo que era vivir con miedo hasta mi catársis y después tuve hasta de los más absurdos.. tener miedo de volver a casa sola, miedo a los hospitales, a las agujas, a las llamadas inesperadas a las cinco de la tarde, a la oscuridad y a la noche. Tener miedo a la gente, siempre había creido que el miedo era cosa de los demás, de la gente mas débil, tal vez por que nunca lo había sentido. Hasta que ocurrió todo aquello, y cuando te alcanza sabes que siempre ha estado ahí, al acecho, bajo la superficie de todo cuanto amabas y se te eriza el bello, se te encoge el corazón y ves caminar a la persona que una vez fuiste y te preguntas si volverás a ser esa persona algún día, otra vez.  Y el miedo está ahí, siempre, recordándote que tienes que aprender a vivir con él.



No estés triste, me dijo. Tu globo rojo no se fue, volvió conmigo. Y la nube se fue. Y no lloré. Hasta hoy.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Yendo al cine sola.



Ir al cine sola es algo que disfruto mucho. Sobretodo cuando se trata de películas que sabes que a muy pocas personas les interesaría ver. Para mí, hacerlo es un ritual necesario para construir cualquier historia que pueda aparecer en la pantalla, según yo.
Hay quienes consideran esto  como un acto heroico , pero  para mí es un placer tomar de la mano a la soledad y llevarla al cine. En mi ritual se contempla la primera función de cualquier día de la semana como mi momento preferido. Aunque me gusta más cuando ni siquiera llego a casa y me voy directo a la audacia.
Hoy vi Miss Bala . Me dolió un poco verla, pero la disfruté. Me enfrentó de cara a ese México que se me había vuelto tan efímero, irreal . Hace unos meses, una buena amiga vino de visita de Baja California. Ante mi escasa imaginación ante la catástrofe, me costaba mucho escucharla e imaginar que hablábamos del mismo país cuando mi realidad es tan distinta. Esta tarde sentí ver de frente muchas de las cosas que ella me describía. Tal vez me costaba imaginar por que para cosas como ésta hacen falta las palabras. Tal vez mi falta de visión del mundo me dejaba corta en escenarios que llegaron a mis ojos a través de esta película. La mente me llevó a donde el director seguramente quería: la viví. Al finalizar, con todos esos sentimientos encontrados ante mí , no pude más que abrazar esa sensación de querer mirar la vida y la situación actual de mi país más de frente. La realidad está ahí, en películas tan duras como esta. Nos toca saber elegir si volteamos a verla o la ignoramos. Yo preferí mirar, pero más que nada todo este simbolismo de verla en completa soledad en una enorme sala de cine me hizo esa sensación más clara y perceptible. No sé si esa sea de lleno una realidad, aún no me toca vivirla, pero me deja pensando que tal vez se le acerca mucho. Qué increíble es la perspectiva, en un mismo lugar se viven mundos distintos.








Mis viejas

Me propuse hacerme una lista de algunas mujeres, unas famosas y otras no tanto que me hacen sentirme orgullosa de mi género. Y aquí están. ...