viernes, 17 de diciembre de 2010

Una noche.



Me hubiera encantado sentarme una noche a escuchar música con Bukowski. Sentarme con él en alguna amplia terraza poco iluminada, en una de esas noches en las que entran ganas de violentar al mundo que te rodea, tan tranquilo y pacífico en una ciudad en donde lo poco que pasa es entre cuatro paredes. Prepararía nuestro encuentro con una veintena de Chateau Pichon y llenaría mi ipod de sus favoritos: Mozart y Mahler. Aunque no me encanten, haría ese sacrificio. Carajo, por el viejo indecente lo que sea.
Hablaría con él de todo lo imaginable. Le confesaría la manera en que me ha cambiado la perspectiva sobre algunos hombres. De los suyos y nunca de otros. Escucharía sus locuras, sus desmadres, sus provocaciones irreverentes y todos sus actos socialmente irredimibles. Con él que es un caballero.. Por que ante todo, el viejo indecente es un caballero. Por mucho el más caballero de todos los que he leído y de los que me he metido en su cabeza. A torpezas y tropezones.

1 comentario:

  1. Que tal amiga, me gusto tu blog, tiene mucha variedad, si quieres pásale por el mío, no subo cosas tan profundas como tú lo haces, prefiero entretener un poco a mis futuros lectores con algo de sátira, espero que estes de lo mejor, felices fiestas.

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