Llevo más de media hora inmóvil. En mi ventana un color azul oscuro al borde del gris y el viento húmedo me hace caricias. Después de varios días de haber deambulado por la vida diaria como quien cruza el desierto para alcanzar el sueño americano, el clima de hoy y de este día es una maravilla. De 41 a 24 grados, con todo lo inverosímil que puede ser usar un saco en mayo y morirse de calor en diciembre. Ya deberíamos estar acostumbrados. El clima está loco, el clima tal vez es mujer o un hombre indeciso.
Sigo aquí, en mi cama sin querer moverme y con mi libro de relatos macabros que no quiero terminar de leer. No quiero conectarme con el mundo, quiero que la tarde me pase encima, que la lluvia venga a visitarme a mi ventana y quizás más tarde salir al jardín a mojarme los pies. Eso si logro incorporarme de este silencio que sólo se interrumpe por una leve llovizna. Amo este clima. Lo amo más que las tardes de sol. Lo amo porque está lleno de nostalgia. Lo amo por errático y accidentado, por inesperado y porque abraza la tarde que nadie pensaba que sería tal cual es.
Soundtrack para esta tarde: http://youtu.be/-7hiKTKUa9I
No hay comentarios:
Publicar un comentario