jueves, 13 de octubre de 2011

El miedo está ahí, siempre.



Es horrible que ciertas cosas nos detonen las angustias. Ver un objeto, una mesa, una silla, un lugar..o un alguien y tener miedo de su sombra, no atreverte a pestañear cuando lo escuchas. Nunca había sabido lo que era vivir con miedo hasta mi catársis y después tuve hasta de los más absurdos.. tener miedo de volver a casa sola, miedo a los hospitales, a las agujas, a las llamadas inesperadas a las cinco de la tarde, a la oscuridad y a la noche. Tener miedo a la gente, siempre había creido que el miedo era cosa de los demás, de la gente mas débil, tal vez por que nunca lo había sentido. Hasta que ocurrió todo aquello, y cuando te alcanza sabes que siempre ha estado ahí, al acecho, bajo la superficie de todo cuanto amabas y se te eriza el bello, se te encoge el corazón y ves caminar a la persona que una vez fuiste y te preguntas si volverás a ser esa persona algún día, otra vez.  Y el miedo está ahí, siempre, recordándote que tienes que aprender a vivir con él.



No estés triste, me dijo. Tu globo rojo no se fue, volvió conmigo. Y la nube se fue. Y no lloré. Hasta hoy.

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