sábado, 3 de diciembre de 2011

El que dice estar todo el tiempo feliz, miente.

Atravieso por una crisis profesional. No sé si el haber llegado al límite durante esta semana atiborrada de cursos de a cinco horas cada uno,estando en 3 distintos pero de lo mismo, de manera simultánea, fuera la causa de que se haya detonado mi margen de tolerancia o simplemente ésto sea como dicen que es el matrimonio: Cuando recién te casas te emocionas, esperas lo mejor del mundo y después la realidad es otra. Puede que sea eso, lo que con certeza puedo afirmar, es que desde que elegí mi carrera estaba consciente (en medida de lo posible) de que iba a ser una constante lucha contra el sistema desde dentro. Igual y ya me cansé. Igual lentamente suelto un poco y al sentir que la corriente quiere, intenta, puede y casi logra arrastrarme con ella, me deprimo. No lo sé. Mi ambiente laboral está lleno de amenazas, siempre. Y vivo en un Estado en el que la persona que se queja por sus derechos es tomada a cuenta como alguien conflictivo aún cuando tiene razón o su causa es justa. Hay mucho miedo. Y el miedo en ese tipo de cosas, me ha vuelto temeraria cuando siento que existe poca cosa que pudiera afectarme estando más allá que mi propia conciencia ante algo que pude cambiar y que no cambié por temor. Espero que esta racha se me pase, o que pase algo que me haga retomar las fuerzas..porque he de admitir mi cansancio anímico y el sentimiento de la impotencia está ganando terreno. Intento no dejarme, pero he de admitir que es muy probable que no sea tan fuerte..en fin. Y la vida sigue, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

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