domingo, 28 de agosto de 2011

La imaginación del desencanto (título profético)



Siempre he criticado a las mujeres que hacen malabares para que un alguien, generalmente un hombre, deje caer su mirada sobre ellas, y otras partes. Es una inutilidad ser tan obvia (me repito a mi misma cada vez que puedo) pero, algunas veces las admiro. Yo nunca he podido. Me he auto educado para bien o para mal, para andar por la vida como quién se pasea por una librería buscando algo que nos pueda mover los sesos. Eso han sido los romances para mí. Pocos, breves y escasos como la mayoría de quienes me leen podrían creer. Casi siempre me han desencantado. Me he ido y me han dejado. Ha habido de todo. Such is life.
 De igual forma, odio imaginar e idealizar a las personas.. siento que es una invasión autoritaria a lo que realmente son. Pero ésta vez (y solo ésta vez) he andado por las ramas saltando de una manera inverosímil, como nunca, idealizando de manera indebida. Y he de confesar que me encuentro un poco horrorizada.
 Imaginé, me encanté, me embelesé..de una manera absurdísima. ¿Qué diablos?. Me he visto impávida ante mi audacia desmayada ante un "alguien";efectivamente, de un hombre al que no conozco. Me he visto atemorizada de que algo tan maravillante pudiera sucederme a mí, que exista y que piense lo que piensa de manera tan inversamente proporcional a lo que podría llamar: ser un auténtico antagonista.
Y no me reconozco. 
Al no reconocerme más como yo, me propuse la autocensura. 
Censurarme de ésta realidad tan aplastante como el cigarro que me fumo ahora mismo. Se me aturde mi independencia emocional, mis ganas insólitas de no volver a ilusionarme con nada ni con nadie, y se me rinden. Me quedo sin fuerzas. Tampoco creo en las señales ni en los mensajes ocultos en todas las cosas..soy pésima descifrando acciones y palabras. Pero ésta vez me gustaría tener un poco de ese tacto, quitarme la tonta autocensura de mi zona de confort para poder darme cuenta y saber si acaso..remotamente, ese alguien se encuentra igual de aterrorizado como yo lo estoy. Y  con todo ésto dejar de hacerme malabares, de auto censurarme .. de que sin más temores viniera a darle respiración de boca a boca a mi audacia y a mí.


El adiós, otra frase que te ahueca el ala.



* Update: El título se manifestó como un acto profético. Mi audacia brilló por su ausencia y el antagonista  siguió en su clara necesidad de no ser un antagonista conmigo (o al menos esas fueron las señales que torpemente pude descifrar) ¿Estaba igual de aterrorizado que yo? Nunca lo supe, nunca lo sabré. Yo tan nunca, es cierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mis viejas

Me propuse hacerme una lista de algunas mujeres, unas famosas y otras no tanto que me hacen sentirme orgullosa de mi género. Y aquí están. ...